Las habilidades sociales son como el amor
Una mañana de primavera, en un curso de comunicación emocional dirigido a médicos, pedimos a los asistentes que intentaran definir qué son las habilidades sociales. Después de un leve desconcierto y tras varios intentos, un joven especialista andaluz, al ser interpelado, respondió con sorprendente ingenio: “Uf, esto es como el amor. Yo sé hacerlo, pero ya definirlo…”. Su respuesta, inesperada y chispeante, consiguió divertirnos. Lo que sus compañeros no sospechaban es que tenía toda la razón; efectivamente, las habilidades sociales son como el amor porque:
1. Resultan difíciles de definir.
2. Se trata de experiencias personales.
3. Son indispensables.
4. Proporcionan seguridad.
5. Han de ser alimentadas constantemente.
1. Las habilidades sociales resultan difíciles de definir porque, como sucede con el amor, se trata de un concepto complejo que afecta a muchos ámbitos, se manifiesta de modos muy distintos y presenta innumerables matices.
2. Son experiencias personales que cada uno juzga de muy diversos modos según el esfuerzo que requieran, el tiempo que se dedique, la intensidad que se ponga y las satisfacciones que proporcionen. Es decir, de las habilidades sociales –como del amor– cada uno habla de la feria como le va en ella.
3. No obstante, las unas y el otro son indispensables. En el fondo a todos nos gustaría tener muchas y bien desarrolladas habilidades sociales. Y ¿quién no ha querido enamorarse alguna vez? Es más, aquel que esté verdaderamente enamorado relativiza con facilidad las dificultades que surgen en su vida porque el amor es como un salvavidas que nos permite permanecer a flote. También lo son las habilidades sociales: aquel que sea diestro con ellas tiene sus problemas si no resueltos al menos minimizados. Y, al revés, el que no disponga de ellas o no las tenga bien adiestradas, encontrará que los problemas añadidos se le reproducen como por esporas.
4. Disponer de habilidades sociales proporciona una inmensa sensación de seguridad, porque aumentan el reconocimiento público que recibimos. Eso nos lleva de la mano a aumentar la motivación al logro, a resistir ante la frustración, a enfrentar los miedos y a conseguir el optimismo, actitudes todas ellas imprescindibles para obtener éxito en cualquier empresa y para el ejercicio ilusionado de cualquier actividad profesional. También en el amor el hecho de saberse amado refuerza el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos, consolida la autoestima, nos empuja a asumir riesgos y nos hace disfrutar de una casi permanente sensación de entusiasmo.
5. Las habilidades sociales también deben ser alimentadas constantemente ya que, de lo contrario, se diluyen, incluso hasta acabar desapareciendo, exactamente igual que sucede con el amor. Las habilidades sociales pueden ser enseñadas y aprendidas a través de ejercicios de entrenamiento y, sobre todo, desarrolladas e impulsadas mediante la práctica constante en multitud de pequeñas y frecuentes circunstancias. Son, como el amor, algo instrumental y práctico pues no tienen el más mínimo valor si solo operan en el territorio de la teoría; únicamente cobran sentido cuando se ejercitan y se hacen vida.
Al menos por estas cinco razones, como bien decía aquel joven médico, las habilidades sociales son como el amor.
Arturo Merayo
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