Qué debería aprender la comunicación corporativa de las mujeres

La reputación de empresas e instituciones depende hoy en buena medida de cómo se comunique en los entornos digitales:  los mensajes corporativos, la generación de contenidos, el seguimiento y la escucha de los seguidores, las conversaciones con ellos, el posicionamiento de la marca y la gestión de las crisis de comunicación hoy ya no pueden prescindir de los canales digitales.

El concepto clave, por tanto, en cualquier diálogo digital es compartir emociones. Y en esto da igual que se trate de un perfil individual o corporativo. Compartimos los proyectos en los que trabajamos, las ideas que tenemos, los productos, las presentaciones, los eventos, las opiniones, las lecturas, los vídeos, las tiendas que visitamos, lo que comemos, dónde estamos y cómo nos sentimos. Y compartimos todo ello envuelto en emociones, porque en las redes sociales la información conceptual y racional se viraliza con dificultad.

Las mujeres comunican mejor

En términos generales, las mujeres están mejor dotadas para la comunicación: la valoran más, expresan sus emociones con más naturalidad, saben leer mejor en la comunicación de los demás… En definitiva, se comunican mejor.

Hay suficiente literatura científica que lo evidencia. En su obra El cerebro femenino, la reconocida investigadora Louann Brizendine,  explica que las mujeres están mejor dotadas para la comunicación verbal, no verbal y emocional. En términos generales, el cerebro femenino tiene un 10% más de neuronas en las áreas dedicadas al lenguaje y al oído; por eso ellas comienzan a hablar antes que los niños, desarrollan antes las facultades para el contacto visual y para el reconocimiento facial, adquieren más rápido más vocabulario, reconocen un mayor espectro de sonidos y, cuando son adultas, pronuncian al cabo del día más del doble de palabras que los varones. Las mujeres son también más diestras para la empatía porque disponen de un número superior de neuronas espejo con lo que les resulta más fácil ponerse en la piel de la persona con la que se comunican. En resumen, el territorio de la comunicación es básicamente femenino; así lleva siéndolo desde que bajamos de los árboles.

De hecho, las relaciones emocionales proporcionan a las mujeres mayor placer que a los hombres porque su cerebro está gobernado por estrógenos que provocan que la conexión emocional aumenta los niveles de dopamina y oxitocina. La testosterona varonil disminuye el interés por el trato social y la conversación. Otra diferencia: la autoestima en los hombres tiene relación con la capacidad de ser independientes; la de las mujeres con la de establecer y conservar relaciones afectuosas con los demás. Quizá todo esto tenga relación con el hecho de que los trastornos de relación social como el síndrome de Asperger o el autismo sean ocho veces más frecuentes entre los hombres que entre las mujeres.

Sea femenino: comparta emociones

Por todo ello, en el territorio de la comunicación, las mujeres están más cómodas que los hombres, en términos generales. También en el entorno digital, en las redes sociales. Así que esta es mi recomendación para los varones (y para las aún tan masculizadas empresas): saque usted su lado femenino; no se avergüence de mostrarlo en su comunicación digital porque probablemente va a servirle de utilísimo salvoconducto para moverse con eficacia en este proceloso territorio. Ya sé que la cultura y la sociedad en la que hemos sido educados presionan mucho en sentido contrario, pero yo creo que conviene hacer el esfuerzo y reconciliarse, hasta abrazar sin la menor vergüenza, ese lado maravilloso de nuestra personalidad, el femenino. Y alguien podría estarse preguntando: ¿Y tu recomendación para las mujeres? Mi recomendación para las mujeres es fácil de entender pero difícil de vivir: tened paciencia; los varones no podemos luchar contra seiscientos mil años de biosociología simplemente colgando unos cuantos tuits; nos va a llevar algo más de tiempo y –atentas porque esto no nos lo oís a menudo– necesitamos vuestra comprensión porque nuestro analfabetismo emocional es notable.

Más nos vale a los varones que aprendamos de la habilidad de las mujeres para comunicar y, particularmente, para establecer conexiones emocionales. Y un buen ejemplo –solo un ejemplo porque desde luego hay más vida fuera de Internet– son las redes sociales, que recompensan a quienes se relacionan con más personas, de manera más natural y cercana, o más rica y emocionalmente, como explicábamos en nuestro anterior post. Este estilo “femenino” de relación trae premio en forma de   visibilidad, protagonismo, reconocimiento social, credibilidad, confianza, prestigio y reputación. ¿Hay alguna empresa, marca o institución a la que esto le parezca poco interesante? Pues habrá que seguir la pauta de las mujeres y atreverse a comunicar en femenino: con más naturalidad, con más diálogo, con más emoción.

Arturo Merayo