Gracias a la que está cayendo, los farmacéuticos parece que están empezando a reaccionar. Entiéndaseme: no es que hasta ahora hayan estado todos a por uvas, no, pero ciertamente su negocio ha venido siendo tradicionalmente algo excesivamente cómodo. Últimamente, la cosa está cambiando y entre la parafarmacia, los dineros de las Administraciones que no llegan, las recetas electrónicas… empiezan a caer en la cuenta que no basta con modernizar el local sino que es preciso fidelizar a los clientes a través de un servicio que aporte valor añadido: confiabilidad, disponibilidad, diligencia, personalización, rigor, amabilidad…

Los farmacéuticos se están dando cuenta que han de mejorar el modo de comunicar con sus clientes, que además tienen la singularidad de ser pacientes. Y saben que les falta una capacitación específica y que la necesitan si quieren que sus oficinas de farmacia ganen en reconocimiento público y en diferenciación para que sean escogidas por sus clientes.

Otros farmacéuticos sin oficina de farmacia, por ejemplo los de Atención Primaria, tras de años de esfuerzo, han ido logrando que sus compañeros sanitarios de los centros de salud o de los hospitales entiendan su función, que no es precisamente la de inspección. Incluso se han remangado para cumplir funciones necesarias que, no obstante, sus superiores no eran capaces de detectar o precisar. Y una vez que todo el mundo reconoce su papel, los FAP se han dado cuenta que su eficacia aumentaría sustancialmente si mejoraran en habilidades de comunicación pues han de aplicarlas a diario tanto al trato con el paciente como a la relación con los profesionales de su centro. Recientemente  he tenido gratas experiencias con programas de formación sobre “Comunicación e inteligencia emocional para FAP”.

 La industria, por su parte, también empieza entender que un buen modo para darse a conocer, hacer amigos y permanecer en la memoria de los profesionales es facilitarles capacitación en habilidades comunicativas. Desde luego, mucho mejor que ir a piñón fijo con la cantinela de las bondades del producto.
Hay muchos otros ámbitos en los que el farmacéutico está presente: seguridad alimentaria, sanidad ambiental, formación y gestión sanitaria, inspección… Pero pasan desapercibidos… Porque nunca se han preocupado de decir aquí estamos, esto queremos o esto nos preocupa. Algunos Colegios empiezan a darse cuenta y se adiestran en la formación de portavoces para comparecer ante los medios de comunicación con soltura; otros han decidido ganar en eficacia y han contratado programas que les enseñan a hacer productivas sus larguísimas y cansadas reuniones; otros piden que les enseñen a hablar en público, conscientes de que no solo han de dar la cara en los congresos especializados sino ante el público en general y que con ello se juegan la imagen profesional; algunos están erre que erre entrando en el mundo de la web 2.0 con mucha imaginación y prestando un impagable servicio a sus colegas…
Observo un movimiento más que notable en un sector tradicionalmente apalancado en la comodidad: se espabila, se renueva, se reinventa, se adapta… Valora la comunicación sea cual sea su ámbito, busca mejorar en ese territorio, apuesta por la formación… Me alegra porque es el mejor modo de hacer frente a la crisis y de ganar el futuro. Ojalá cunda el ejemplo.