Lo que le ha ocurrido estos días al PP sirve para aprender. Una vez más nos han mostrado qué no hacer en las situaciones de crisis y de ahí es posible obtener algunas interesantes enseñanzas.
- La comunicación del PP ha sido lentay uno de los principios básicos para hacer frente a cualquier crisis de comunicación es que las decisiones han de tomarse rápidamente y que casi siempre es mejor tomar la iniciativa para evitar ir a rebufo de lo que otros hagan o digan. Tardaron en darse cuenta de lo que se venía encima y creyeron que un simple anuncio de auditorías internas sería suficiente.
- Tener miedo a dar la cara.El llamado “síndrome del avestruz” se pone de manifiesto cuando no se sale a explicar las cosas o cuando se explican a medias, con una declaración como la de Rajoy, leída, sin preguntas y sin estar siquiera físicamente presente ante los periodistas. Algunos en el PP debieron creer más cómodo recurrir a este aséptico y nada comprometido procedimiento, pero al final la aparición de Rajoy transmitió un mensaje subliminal demoledor: soy cobarde.
Y, como era de esperarf, las consecuencias resultaron nefastas:
- a) Transmitió o bien que su carácter no es valiente para enfrentarse a las preguntas o bien que no tenía respuestas. Las dos cosas son muy malas para un presidente de partido que, además, es presidente de gobierno.
- b) Los periodistas se enfadaron porque, con razón, se sintieron utilizados. “Nos quieren cerca cuando les conviene para que les rindamos pleitesía de vasallos y nos ponen lejos cuando no les apetecen las preguntas”, me decía uno visiblemente indignado. No me estoy refiriendo a los periodistas que siguieron la intervención de Rajoy -que también- sino a todos los periodistas españoles que ven cómo el presidente de su gobierno no se atreve. Esta percepción perseguirá a Rajoy el resto de su vida porque además hay imágenes.
- c) Por otro lado, los periodistas de los países donde la democracia es algo importante se pasman. Así que The New York Times dedicó al asunto cuatro columnas con una foto que ha debido dejarojipláticos a los estadounidenses acostumbrados como están a que la prensa se plante sin guante blanco y sin miramiento alguno delante de su presidente. Mala imagen para España.
- Olvidar que las preguntas siempre llegan.Negarse a las preguntas es una cosa y evitar que tarde o temprano surjan es otra. Bueno, pues aparecerán hoy y en tromba durante la rueda de prensa conjunta con Merkel. Es más, el caso Bárcenas probablemente se convierta en protagonista delante de los periodistas alemanes que una vez más se van a preguntar por qué rayos somos tan peculiares en el sur. Nuevo golpe a la imagen de España.
- Han faltado decisiones contundentes, que pudieran enviar mensajes claros a la opinión pública, un tanto cansada de palabrería y deseosa de ver acciones firmes. Por ejemplo, si Bárcenas mintió, “el PP ha presentado una querella contra Bárcenas”. Si Ana Mato no sabía que tenía un Jaguar en la puerta de casa, “Destituida la ministra de Sanidad, Servicios Social e Igualdad”. Algo que se parezca a esas decisiones que tanto nos admiran como la de un ministro alemán que dimite en cuanto se descubre que plagió parte de su tesis doctoral.
No ha habido decisiones y sí mensajes difusos: sugerir sin pruebas que se trata de una persecución de la izquierda es un intento de huida hacia adelante que acaba cayéndosete encima cuando hasta La Gaceta se atreve a golpear en el mismo clavo.
- La reacción ha sido también inapropiada en las redes sociales.#yocreoenrajoy fue un hashtag promovido desde el PP que ha servido para burla y escarnio del propio PP durante dos días en los que ha estado en lo más alto del TT nacional. Se actuó sin evaluar, sin considerar qué uso podían hacer los fieles de esa etiqueta y qué uso harían los contrarios. El efecto búmeran ha sido tan descomunal que no me extrañaría que a los ocurrentes que lanzaron la idea y a quienes la gestionaron les premiaran con un ERE inmisericorde.
Y ahora, tarde, verán ustedes venir el ataque definitivo: anunciar querellas contra todo el que hable del tema, pedir a socialistas que muestren sus declaraciones de la renta y de patrimonio, rebuscar en los varios salarios de Leyre Pajín, en fin, enchufar el ventilador bajo la patética estrategia del “y tú más” al que nos tienen acostumbrados todos los partidos sin excepción. Será otro error de comunicación.
Arturo Merayo
Deja tu comentario