Me ha parecido muy interesante la lectura del documento titulado «Fast you! Slow me!» acerca del movimiento Slow-Comm. A mi juicio son un conjunto de sugerentes reflexiones acerca de la manera en que trabajamos, de los modos de comunicar (y en concreto de difundir los valores reales) y de los ritmos vitales. No es extraño que acabe interpelando al lector sobre su identidad y el sentido de su propia vida.
El manifiesto concluye con 10 puntos de resumen que me permito incluir aquí. El que quiera leerlo completo -y me parece que puede ser un interesante ejercicio rumiar las 10 páginas de @riveradiego- puede encontrarlo aquí:
Para el que esté interesado, hay más información en un interesante artículo de la edición europea de The Wall Street Journal:
Ojalá os guste
Arturo Merayo
Resumen de «Fast you! Slow me!»
- Cuando queramos asociar valores a una marca o simplemente hablar de los valores de ésta, debemos tener en cuenta que dichos valores han de ser reales y deben estar integrados dentro del ADN de la empresa.
- Esta exigencia tiene su origen en un cambio social profundo. Las personas penalizan a aquellas marcas que no son verdaderas y siguen manteniendo un discurso basado en la superficialidad. Por lo tanto, no hables de unos valores de los que no seas propietario, excepto si tu discurso narrativo pertenece al ámbito de la ficción.
- No se trata de un asunto exclusivo de la comunicación, afecta a la columna vertebral de las organizaciones, a su misión y visión empresarial. Los valores reales deben ubicarse en el centro de las empresas, no en el departamento de comunicación ni en el área de responsabilidad social. Por lo tanto, forman parte de carácter corporativo de una organización y sus líderes han de ser los responsables de definirlos, demostrar que son auténticos y transmitirlos.
- Gracias a internet y a las redes sociales, el éxito es cada vez más efímero. Lostrending tapiesaparecen y desaparecen con la misma velocidad. Pero ojo, ten en cuenta que lo que digas va a tener permanencia en internet. No plantees la comunicación como la carrera de los 100 metros, sino como una maratón.
- Hazle frente al síndrome de Diógenes digital. Recicla tus mails obsoletos, no generes más residuos de los necesarios ¿o es que tú también eres de los que hace una fotografía, la conserva en el móvil, en el escritorio del ordenador al descargarla, en el mail enviado y en la cuenta de Instagram?
- Entre todos, tenemos la obligación de reducir el nivel de infoxicación y poner límites a la tiranía del mail.
- Maximiza tu tiempo para utilizar las dos formas de observar, el vistazo rápido y la mirada profunda. No te quedes sólo en la superficialidad yelfast-view.
- Te has convertido en un medio de comunicación. Pero en un mundo en el que todos somos igual de exclusivos, todos acabamos contando los mismos discursos. Analiza y aporta un mensaje cuando tengas algo diferente que decir. Lo demás, es infoxicación y caer en la repetición. ¿Por qué no generamos menos contenido y pensamos más?
- Las personas demandan empresas con mayor conciencia social, más humanas, más sostenibles y más reales. La comunicación ha de servir para mostrar ese cambio y, sobre todo, para demostrar que es real.
- En una ocasión, el profesor Juan Pedro Molina Cañabate me contó que «no hay poesía buena ni poesía mala. Simplemente existe la poesía verdadera y la que no lo es». Pues bien, haré suyas aquellas palabras para trasladarías al ámbito de la comunicación, el de las organizaciones y el de las personas, en definitiva.
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