Parece ser que esto de no saber tratar con los periodistas es un mal del que están aquejados no pocos políticos. Parece ser también que no son pocos los políticos que han accedido a sus cargos por el hecho de ser amigos de alguien sin que jamás les hayan preguntado si saben lo más mínimo acerca de lo que van a gestionar. Así que cuando un político incompetente se planta delante de un periodista sin haber tenido la prudencia de, al menos, aprenderse la lección salen cosa como esta.
Aquí tenéis al ministro de economía de Argentina, Hernán Lorenzino. Un amigo de Cristina, con el haber de dos Masters y el debe de no saber cuál es la tasa de inflación de su país. Ante la pregunta de la periodista intenta una huida por medio del viejo truco de la hojarasca propia de la palabrería política. La periodista hace lo que ya pocos buenos periodistas hacen: repreguntar. El Sr. ministro, que ha acaudido a la entrevista sin prepararse la lección, incapaz de encontrar una respuesta mínimamente sensata, interrumpe el diálogo y pide que se corte la grabación. Debe pensar que el cargo que tiene le permite hacer esas cosas. Cuando cree que ya no se graba dice: «me quiero ir». El ministro, asustado e incómodo, reacciona como un niño. Y añade: «hablar sobre estadísticas de inflación en Argentina es complejo».
Ni él ni su asistente se han dado cuenta de que, aunque se han dejado de grabar imágenes, los micros siguen abiertos. Y es precisamente la preparadísima asistente la que explica a la periodista: «No hablamos de inflación ni con los medios argentinos». La periodista responde que si no preguntara sobre algo tan elemental como la inflación sería tanto como no hacer bien su trabajo.
Decálogo para no meter la pata en las entrevistas periodísticas (por Hernan Lorenzino)
- Acuda siempre a las entrevistas habiéndose preparado la lección.
- Si usted es experto y competente no necesitará del punto 1. Pero si es como la mayoría de los políticos, el punto 1 es inexcusable.
- Cuando no sepa algo reconózcalo. Si no quiere reconocerlo recuerde el punto 1. No intente ponerlo todo perdido con botes de humo.
- Piense que un periodista en condiciones no se va a quedar contento con una respuesta vaga y genérica. Si el periodista no repregunta y usted consigue salir airoso del trance, al acabar vaya a poner una vela a la Virgen para agrader que se le haya aparecido.
- No interrumpa una entrevista durante la grabación. Eso de «¡Corten!» es cosa de los directores de cine; a veces incluso del periodista, pero nunca del entrevistado, salvo que sea un pardillo.
- La entrevista no finaliza hasta cinco minutos despué de que usted se haya despedido del periodista y, si es posible, cuando ya ha doblado la calle. Vamos, que no olvide que los mircófonos pueden seguir grabando aunque usted se encuentre ya charlando informalmente con el reportero.
- Rodéese de asesores de comunicación que sepan lo que se traen entre manos y conozcan el terreno que pisan. No forme su equipo recurriendo a los mismos criterios que utilizaron para encumbrarle a usted. Cambie el mundo: seleccione a sus colaboradores según su valía profesional y humana.
- No minusvalore a su audiencia ni intente tomarle el pelo. Si usted tiene un cargo público, recuerde que está obligado (en serio, obligado) servir a los ciudadanos y eso incluye no mentir, pues, además de ser una cosa muy fea, emponzoña mucho el patio democrático. Además, si se acostumbra a mentir, tarde o temprano le pillarán. Ya sabemos que si usted es poderoso no irá a la cárcel pero les va a dar un triste ejemplo a sus hijos y mucha gente se va a encaramar en su árbol genealógico. Así que por motivos de salud o por razones familiares, no mienta jamás.
- No minusvalore tampoco a una periodista aunque viva en una país pequeño del otro extremo del mundo o trabaje para una radio de pueblo. Ya sabemos que si viene la CNN usted se lo va a currar, pero ¿por qué esmerarse si la entrevista va a ser para Tele-Pequeña? Pues porque si no lo hace puede acabar pasando unos días la más de entretenido leyendo las lindezas que se dicen de usted en las redes sociales y contando cómo las visitas a su vídeo en youtube crecen y crecen y crecen…
- No piense que esto de comparecer sin saberse la lección es algo que solo le ocurre a los políticos de otro país o de otro partido. Desgraciadamente hayejemplosy más ejemplos y muchos ejemplos que evidencian que es bastante común.
Arturo Merayo
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