Cícero Comunicación nació en 2002, de modo que está celebrando su primera década. Su misión ha sido ayudar a comunicar mejor, facilitando a empresas farmacéuticas, instituciones sanitarias, sociedades de profesionales de la salud, asociaciones de pacientes… la consultoría, las estrategias de acción y el soporte logístico para difundir con la mayor eficiencia posible sus mensajes.
Al amparo de la agencia de Comunicación, nació más tarde su hermana pequeña, Cícero Formación. Ésta se orienta específicamente a capacitar a sus clientes para que desarrollen y optimicen sus habilidades de comunicación. Cícero Formación fue presentada en sociedad por su hermana mayor, Cícero Comunicación, quien le puso en contacto con sus clientes y le proporcionó el apoyo estructural que inicialmente necesitaba.
Con todo, lo más interesante que ha recibido Cícero Formación de su hermana mayor ha sido el estilo de hacer las cosas: la jerarquía de valores, las prioridades imprescindibles con las que queremos sacar adelante el negocio. Y es, probablemente, de esa personalidad empresarial de lo que nos sentimos más orgullosos.
Por encima de la cuenta de resultados, muy por encima de los beneficios, el Grupo Cícero está empeñado en poner en primer lugar a las personas. Es lo más importante que tenemos. Para empezar, nuestra gente, todos y cada uno de los que trabajan aquí, desde el recién incorporado hace diez días hasta que los que están con nosotros desde el principio. Son nuestro tesoro: comprometidos, leales, laboriosos, divertidos. En Cícero no es necesario el espejo retrovisor para mirar cada mañana quién viene por detrás a segarte la hierba. Estar rodeado de buena gente proporciona una serenidad infinita… Eso y saber que te puedes equivocar y que no pasa nada, porque hemos aprendido que la innovación creativa necesita apuestas diferentes y, por lo tanto, arriesgadas.
Personas son también nuestros clientes. Es verdad que trabajamos para empresas o instituciones y que éstas son las que nos pagan. Pero las empresas son los individuos que trabajan en ellas, con sus nombres y apellidos, sus sueños y anhelos, preocupaciones y dificultades, familias, proyectos personales, futuro… Nos gusta poner por encima del negocio a las personas y no pensamos cambiar eso aunque nos caigan encima una docena de crisis, aunque la gente se ponga nerviosa, aunque la incertidumbre se adueñe de los mercados. Las personas son la referencia: comprender sus necesidades, colaborar con ellas, ayudarlas a crecer, respetar siempre su dignidad. No tenemos más que una vida y no vamos a desperdiarla por un puñado de euros.
Probablemente este modo de hacer las cosas es la mejor herencia que Cícero Formación ha recibido de Cícero Comunicación. Gracias, hermana mayor, por la ayuda incondicional que nos habéis brindado durante este tiempo y, sobre todo, gracias por enseñarnos a distiguir lo esencial de lo secundario, a valorar lo importante. Felicidades por el ejemplo de estos 10 años, por mostrarnos que lo que hay que cuidar por encima de todo y siempre es la gente.
http://cicerocomunicacion.es/blog/la-primera-decada-de-cicero-comunicacion-i
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