No acabo de entender cómo a estas alturas del Power Point los ponentes de tantos congresos tienen la osadía de comparecer ante sus colegas con presentaciones tan cutres: cargadas de texto, con un diseño propio de los años noventa, con ridículos dibujitos infantiles, haciendo alarde de colores, animaciones y posibilidades tipográficas como si intentaran decir: “vean, qué cosas tan monas es capaz hacer mi ordenador”.

No entiendo por qué hay aún tantos ponentes que no valoran la importancia que tienen las imágenes en una buena presentador, su gran poder evocador y la influencia que pueden ejercer en el auditorio en cuanto son un valioso recurso para captar la atención, facilitar la comprensión e incentivar la memoria.

Hoy he leído algo de Eduardo Punset al respecto que me ha parecido interesante. «Hay muy pocas posibilidades -dice- de que alguien a quien se le piden cien euros para combatir el hambre y la enfermedad en Ghana acceda a desprenderse de su dinero. Pero si circula en su coche por una autopista y ve en la cuneta un cuerpo ensangrentado, le parecerá normal detenerse, transportar al herido a un hospital y pagar los cien euros que costará, como mínimo, la limpieza de su vehículo. Poner imágenes a un concepto abstracto en el cerebro surte un efecto inmediato. No visualizamos fácilmente el hambre en abstracto en Ghana, pero, en cambio, la imagen de alguien herido en la carretera activa reacciones de solidaridad inmediatas».

Añade que «en los laboratorios estamos comprobando el impacto, hasta ahora desconocido, de las imágenes en los procesos cognitivos. Las últimas investigaciones aclaran que la imagen cuenta como instrumento de permanencia o duración de la memoria. Sin imagen es difícil que algo se asiente en la memoria a largo plazo. Y sin memoria a largo plazo no se produce la reacción querida: un sentido determinado del voto. Los políticos acaban de descubrirlo. El vídeo que hizo Al Gore sobre el cambio climático tuvo una repercusión insospechada en la opinión pública y ahora, en España, tanto el Partido Popular como el Partido Socialista están recurriendo a cortometrajes que respalden con imágenes sus propuestas electorales. Sus asesores se han convencido, por fin, de que una propuesta casual se transforma en algo perdurable en la mente del votante si existe un apoyo audiovisual».

Pues eso.

Arturo Merayo