La puesta en escena es importante, siempre que sea natural. Hoy las redes sociales, diferentes medios y muchos bloggers achacan la derrota de Carme Chacón a la puesta en escena de su último discurso. Y es verdad. Cuando uno pierde por 22 votos todos los factores cuentan y Chacón no estuvo brillante en su intervención.

Desde el punto de vista de las formas, que en realidad es lo principal, el discurso de Chacón fue excesivamente “gritón”. Una sobreactuación que buscaba, a mi entender, el aplauso fácil. Si uno ve que un auditorio en principio favorable no le aplaude intenta ir subiendo la voz y aplicando todos los pleonasmos, retruécanos, hipérboles y aliteraciones posibles para generar ese pequeño espacio en el que se arrancan los aplausos.
El problema de la retórica es que si se exagera pierde credibilidad y Carmen Chacón no transmitía credibilidad en su discurso.

Esa forma de presentar, propia de los mítines electorales no encajaba bien en el contexto del congreso socialista. Gritar y repetir, por ejemplo “…el socialismo se convierte en una tarea urgente, en una tarea urgente, urgente” hasta que se arrancan algunos tímidos aplausos… o insistir en “…haremos una ejecutiva buena pero también con buena gente, con buena gente…” con la esperanza de escuchar aplausos puede ser útil una vez, quizás diez, pero Chacón abusó de este recurso que llegó a hacerse incluso pesado.

Chacón buscó el aplauso fácil infinidad de veces que sumado a las que se lo ganó por méritos propios sin buscarlos –que también hubo- trajo como consecuencia que hubiera más aplausos que en un programa de Telecinco y se ocupara casi el 20 por ciento del tiempo.

Pero incluso esa búsqueda del aplauso ha degenerado en una entonación muy reiterativa. Se va repitiendo la misma pauta… ir “in crescendo”, aumentando la voz, gesticulando y repitiendo la última frase para “arrancar” –nunca mejor dicho- los aplausos – que no ovación- de los compromisarios socialistas. Sonaba como el estribillo de una canción repetido muchas veces.

El tono de voz de Chacón no ha ayudado tampoco. Quizás por los esfuerzos de los últimos días o por sus características naturales la voz de la candidata sonaba en muchas ocasiones poco firme, temblorosa y con gallos.  Educar la voz es algo que se puede hacer y es más que recomendable para quien vive de convencer mediante sus discursos ya sea en el Congreso de los Diputados, o en cualquier mitin de barrio.

En general, tengo la impresión de que gran parte de los aplausos que se llevó Carmen Chacón fueron por cortesía, generados por esa técnica de alzar la voz esperando que los aplausos le interrumpan.

El contenido del discurso contaba con numerosas referencias emocionales, tratando de dirigirse a las personas y no tanto a los compromisarios. Sin embargo, hay un importante error en esa puesta en escena… Las declaraciones emocionales no se pueden leer ¿Leería ud. una declaración de amor a su pareja? Las emociones, se sienten o no se sienten, pero no se leen.

Hubiera mejorado mucho si hubiera incluido alguna referencia “desengrasante”, es decir, relajar el ambiente, hacer un comentario distendido, sin caer en la humorada; pero mostrando también el lado humano de los candidatos que es siempre muy agradecido.

Ese discurso, quizás el más importante de su vida, merecía una mejor preparación y mucho más ensayo.

Fernando Gordón